Érase una vez un hotel con infinitas habitaciones (en cantidad numerable, es decir, ordenadas según la sucesión 1, 2, 3, 4, 5, etc.), con el categórico lema:
Se garantiza el alojamiento a cualquier nuevo/a huésped.

«Benvenuti all’albergo infinito«, primer escenario de la obra de teatro «Infinities» de John Barrow.
Es temporada alta y el hotel está lleno. Llega un pasajero cansado, con ganas de alojarse… ¡El Hotel va a incumplir su desmedida consigna! ¿O no?