La matemática Ada Lovelace (1815-1852) falleció un 27 de noviembre.
De su vida hemos hablado en la entrada La doble vida de Ada a través de una obra de teatro y de su obra -y mucho más- en Finding Ada.
Ada era hija de Lord Byron y de Anna Isabella Milbanke. Debido a las infidelidades del poeta -y sólo cinco semanas después del nacimiento de su hija Augusta Ada– la pareja se separó. La mala reputación de Byron le llevó a exiliarse a otros países, y Ada nunca le conoció.
Como homenaje a Ada en esta día, os dejo el principio del poema que su padre le dedicó poco después de nacer:
Es tu rostro como el de mi madre, ¡mi hermosa niña!
¡Ada! ¿Única hija de mi casa y corazón?
Cuando ví por última vez tus azules ojos jóvenes, sonrieron,
y después partimos, no como ahora lo hacemos,
sino con una esperanza.
Despertando con un nuevo comienzo,
las aguas se elevan junto a mí; y en lo alto
los vientos alzan sus voces: Me voy,
¿a dónde? No lo sé; pero la hora llegará
cuando las playas, cada vez más lejanas de Albion,
dejen de afligir o alegrar mis ojos.
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