Frederick Soddy (1877-1956) se dedicó –con éxito– a la química, las matemáticas, la economía… e incluso la poesía.
En 1921 recibió el Premio Nobel de Química por sus contribuciones al conocimiento de la química de las sustancias radiactivas y sus investigaciones sobre el origen y la naturaleza de los isótopos.
En ese año, Soddy dirigió sus intereses hacia la economía, a la que se dedicaría durante diez años: buscaba asentar los principios económicos de la física, en particular, de la termodinámica.
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