El escritor de ciencia ficción, historiador y filósofo Herbert George Wells (1866-1946) falleció un 13 de agosto.
Le recordamos a través de su relato La historia de Plattner, en el que hay matemáticas, química… y mucha fantasía.
Gottfried Plattner es profesor en la Sussexville Proprietary School: allí se encarga de enseñar las lenguas modernas –esa es su especialidad–, pero también debe encargarse de la docencia de otras materias, como química, geografía económica, contabilidad, taquigrafía, dibujo y cualquier otra que se le encargue… aunque sepa poco de ellas.
Plattner desaparece durante nueve días tras una explosión durante una clase de química, y al regresar, su cuerpo se ha invertido –todo lo que ocupaba la parte derecha ha cambiado a la izquierda–.
Es una lástima que la aversión de Plattner a la idea de la disección post mortem pueda posponer, quizá para siempre, la prueba positiva de que todo su cuerpo tiene invertidos los lados derecho e izquierdo. De ese hecho depende casi por completo la credibilidad de la historia. No hay manera de coger a un hombre y moverlo en el espacio, tal y como la gente normal lo entiende, que dé como resultado un cambio de sus lados. No importa lo que haga, su derecha seguirá siendo la derecha y la izquierda la izquierda. Esto se puede hacer con algo perfectamente delgado y plano. Si se recorta una figura de papel, cualquier figura con un lado derecho y otro izquierdo, se puede cambiar su forma invirtiéndola. Pero con un cuerpo sólido es diferente. Los matemáticos nos dicen que la única manera de cambiar los lados derecho e izquierdo de un cuerpo sólido es sacarle del espacio que conocemos, sustraerlo de la existencia ordinaria y llevarle a cualquier otro espacio exterior. Esto es un poco abstruso, sin duda, pero cualquiera con algún conocimiento de matemática teórica confirmará al lector esa verdad. Para expresarlo en un lenguaje técnico, la curiosa inversión de los lados derecho e izquierdo de Plattner es una prueba de que ha escapado de nuestro espacio hacia el que recibe el nombre de Cuarta Dimensión, y que después ha regresado a nuestro mundo. A menos que prefiramos consideramos víctimas de una inversión elaborada y sin sentido, estamos casi obligados a creerlo.
Plattner era especialmente inexperto en química, como se comenta en el texto «En química era particularmente deficiente, sin conocer, según dice él, poco mas que los Tres Gases (cualesquiera que puedan ser)». Uno de sus alumnos le lleva un polvo verdoso para que lo analice… y la desgracia llega:
LA QUÍMICA
Existe práctica unanimidad en cuanto a lo que hizo Plattner. Vertió un poco de polvo verde en un tubo de ensayo y trató la sustancia, sucesivamente, con agua, ácido clorídrico, ácido nítrico y ácido sulfúrico. Al no obtener resultado alguno vació casi la mitad de la botella en una bandeja y encendió una cerilla. Con la mano izquierda sujetaba la botellita de medicina. La sustancia comenzó a echar humo, se licuó e hizo explosión con ensordecedora violencia y un destello cegador.
Ante la sorpresa de los estudiantes, Plattner desaparece sin dejar huella:
LA FANTASÍA
No quedaba a la vista ni una partícula visible de Plattner, ni una gota de sangre, ni un jirón de ropa. Al parecer había desaparecido sin dejar rastro. No quedaron ni los rabos, como suele decirse. La evidencia de su total desaparición a consecuencia de la explosión es un hecho indudable. […] Un aspecto no menos notable del asunto es el hecho de que varias personas del vecindario tuvieron sueños muy intensos de Plattner durante el período de excitación que precedió a su regreso, y que dichos sueños presentaban una curiosa uniformidad. En casi todos ellos se veía a Plattner, a veces solo y otras veces acompañado, caminando a través de una fulgurante iridiscencia En todos los casos su rostro aparecía pálido y relajado, y en algunos gesticulaba hacia la persona que soñaba. Uno o dos de los muchachos, evidentemente bajo la influencia de la pesadilla se imaginaron que Plattner se les acercaba con sigilo y parecía mirarles fijamente a los ojos. Otros huían con Plattner de la persecución de unas criaturas vagas y extraordinarias de forma esférica. Pero todas estas fantasías se olvidaron en interrogantes y especulaciones cuando el segundo miércoles después del lunes de la explosión, Plattner regresó.
En efecto, Plattner ‘cae’ desde algún lugar, tras escucharse un ruido violento y producirse un relámpago: regresa con su cuerpo «invertido»… y cuenta su historia, cuyo final puedes leer en este enlace.
Esta entrada participa en la L Edición del Carnaval de Química cuyo blog anfitrión es Jeda Granada.
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H.G. Wells (1866-1946) nació un 21 de septiembre
La historia de #Plattner: #química + #4D
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