Oskar González
Hace unos días salió la luz que una investigación realizada con motivo del 500 aniversario de la muerte del Bosco confirmaba que el tríptico El juicio final, en el Museo Groeninge de Brujas, era obra autógrafa del pintor flamenco y no de un coetáneo como se creía hasta ahora. Por el contrario, el grupo responsable de esta investigación afirma que Los siete pecados capitales no es una obra suya, lo que ha indignado a los responsables del madrileño Museo del Prado donde se encuentra este cuadro. Obviamente, realizar estas afirmaciones causa un gran revuelo en el mundo del arte y es necesario cimentarlas sobre unas bases sólidas. ¿Pero, cómo se decide si una obra ha sido realizada por uno u otro artista? ¿Son todos los supuestos cuadros de pintores como Picasso, Chagall o Pollock realmente suyos? Obviamente no, de hecho se estima que alrededor del 50% de las obras que circulan en el mercado son falsas o están incorrectamente atribuidas. Esto hace que la adecuada atribución de obras sea uno de los mayores desafíos a los que se tienen que enfrentar hoy en día los expertos en arte, ya que como es sabido, el valor económico de una obra varía enormemente en función de quien sea (o de quien se dice que sea) su autor.