En la novela Silvia y Bruno (Edhasa, 2002) de Lewis Carroll, en el capítulo El hombre de la luna, se produce el siguiente diálogo:
– ‘Esa es otra cosa que hemos aprendido de vuestra Nación’, dijo Mein Herr, ‘el arte de hacer mapas. Pero lo hemos desarrollado mucho más que vosotros. ¿Cuál es para ti el mapa más grande que sería de verdad útil?’
– ‘Sobre seis pulgadas por milla.’
– ‘¡Solo seis pulgadas!’ exclamó Mein Herr. ‘Nosotros muy pronto superamos las seis yardas por milla. Entonces probamos con cien yardas por milla. ¡Y finalmente llegamos a la idea más fabulosa de todas! ¡Realizamos un mapa del país, con la escala de una milla por milla!’
– ‘¿Lo habéis utilizado mucho?’ pregunté.
– ‘Nunca ha sido desplegado todavía’ dijo Mein Herr, ‘los granjeros se opusieron. Ellos dijeron que cubriría completamente el país, ¡y no dejaría pasar la luz del Sol! Así que ahora utilizamos el propio país, como su propio mapa, y te aseguro que funciona casi tan bien.’
Jorge Luis Borges completa esta cita de Silvia y Bruno para elaborar su Del rigor en la ciencia (capítulo Museo de El Hacedor, 1960):
… En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el Mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el Mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el Tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y los Inviernos. En los Desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.
SUÁREZ MIRANDA: Viajes de varones prudentes, libro cuarto, cap. XLV, Lérida, 1658.
Este pequeño relato viene firmado por un ‘supuesto autor del siglo XVII’, Suárez Miranda: Borges ironiza sobre ‘el exceso’ en cartografía… o cualquier otra ciencia.
Agustín Fernández Mallo versiona –detectad las pocas diferencias entre el uno y el otro– este cuento de Borges en su El hacedor (de Borges), Remake (Alfaguara, 2011):
En aquel imperio, [pre Google Earth], el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados no satisficiern y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y los Inviernos. En los Desiertos del Oeste perduran despedazadas las Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.
[Viajes de varones prudentes, SUÁREZ MIRANDA, libro cuarto, cap. XLV, Lérida, 1658, revisión de 2005]
En su versión –supuestamente revisada de la de Suárez Miranda en 2005– Google Earth proporciona detalles minuciosos de cada rincón del mundo que quieras ver… es un mapa 1:1 del que ya hablaba Lewis Carroll…
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