El «cubli» es un cubo que es capaz de mantenerse sobre uno de sus vértices sin ninguna ayuda externa.
Las ruedas de reacción montadas sobre sus tres caras giran a altas velocidades angulares y luego frenan bruscamente, haciendo que el «cubli» salte. Cuando el «cubli» casi ha alcanzado la posición deseada –se mantiene sobre una arista–, se aplican torques controlados para conseguir el equilibrio sobre un vértice.