Día mundial del retrete: «No dejar a nadie atrás» |

Hoy, como cada 19 de noviembre, se celebra el Día Mundial del Retrete ‘para concienciar acerca de la crisis mundial de saneamiento y fomentar medidas que la resuelvan’.

El tema del Día Mundial del Retrete 2019 es “No dejar a nadie atrás”, la promesa central de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este año, queremos evidenciar que un retrete no es solo un retrete: salva vidas, salvaguarda la dignidad y crea oportunidades.

Animamos a todos a imaginar la vida cotidiana de los 4 200 millones de personas que carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura y a preguntarse cómo alguien puede salir de la pobreza sin esos servicios. Recordamos a la comunidad internacional que no podemos dejar a nadie atrás en nuestra lucha para que cada vez más gente tenga acceso a retretes seguros, porque no importa quién seas ni dónde estés: el saneamiento es un derecho humano.

Día Mundial del Retrete

El sexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se propone, para el año 2030, ‘hacer llegar el saneamiento a todos los habitantes del planeta, reducir a la mitad las aguas no tratadas y aumentar su reutilización’.

En la actualidad, 4 200 millones de personas carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura, 673 millones todavía se ven obligadas a practicar la defecación al aire libre y 3 000 millones no disponen de instalaciones básicas para el lavado de manos. Como consecuencia de esta crisis de saneamiento, los residuos de origen humano sin tratar propagan enfermedades al contaminar el suministro de agua y la cadena alimentaria de miles de millones de personas. Se estima que los servicios de saneamiento deficientes provocan cada año 432 000 muertes por enfermedades diarreicas.

Se dice que alguien dispone de “servicios de saneamiento gestionados de forma segura” cuando utiliza instalaciones sanitarias higiénicas independientes de otros hogares que, bien permiten almacenar las excretas in situ de forma segura imposibilitando todo contacto con las personas, bien permiten su transporte a centros externos de tratamiento, protegiendo así a personas y medioambiente de patógenos. A modo de ejemplo, cabe citar los retretes de sifón con descarga automática o manual de agua conectados a sistemas de alcantarillado canalizados, tanques sépticos o letrinas de pozo; las letrinas mejoradas de pozo con ventilación; los retretes de compostaje; y las letrinas de pozo cubiertas con losa.

Para “no dejar a nadie atrás” debemos poner fin al estigma y los tabúes en torno al saneamiento y acelerar la puesta en práctica de iniciativas encaminadas a incluir a aquellas personas que son marginadas o ignoradas porque es difícil llegar a ellas. Esas mismas personas son las que, a menudo, sufren las peores consecuencias para la salud de unos servicios de saneamiento deficientes.

Garantizar el saneamiento para aquellos que han quedado atrás es una cuestión imperativa, no solo por su salud, sino también por la del conjunto de la comunidad. Los beneficios para la salud del saneamiento solo se logran plenamente cuando todo elmundo dispone de servicios de saneamiento gestionados de forma segura.

Datos importantes

4 200 millones de personas —más de la mitad de la población mundial— viven sin servicios de saneamiento gestionados de forma segura.
673 millones de personas de todo el mundo todavía practican la defecación al aire libre.
En todo el mundo, al menos 2 000 millones de personas se abastecen de fuentes de agua potable que están contaminadas por heces.
Se estima que el saneamiento deficiente provoca 432 000 muertes por enfermedades diarreicas cada año y que es un importante factor subyacente a varias enfermedades, como las lombrices intestinales, el tracoma y la esquistosomiasis.
En todo el mundo hay alrededor de 1 500 millones de personas infectadas por helmintos transmitidos por el suelo, una circunstancia que podría evitarse por completo con un saneamiento adecuado.
Se calcula que 297 000 niños menores de 5 años mueren cada año por enfermedades diarreicas causadas por el consumo de agua insalubre, un saneamiento insuficiente o una mala higiene de las manos.
Los niños menores de 5 años que viven en países afectados por conflictos prolongados tienen, de media, casi 20 veces más probabilidades de morir por enfermedades diarreicas causadas por la falta de agua salubre, saneamiento e higiene que por la violencia directa.
Un tercio de todas las escuelas primarias carecen de servicios básicos de saneamiento e higiene, lo que afecta a la educación de millones de escolares, en particular de las niñas durante su menstruación.

Un total de 1 500 millones de personas utilizan instalaciones de atención sanitaria que carecen de servicios de saneamiento.
Los 70,8 millones de personas que han sido forzadas a abandonar sus hogares a causa de la guerra y la persecución se enfrentan sistemáticamente a obstáculos para acceder a agua potable y servicios de saneamiento seguros.
Solo el 17 % de los refugiados disponen de acceso a servicios de saneamiento gestionados de forma segura allí donde viven. Se trata de un porcentaje muy inferior a la media mundial, según la cual el 45 % de la población de todo el mundo dispone en su hogar de acceso a servicios de saneamiento gestionados de forma segur.
Los más ricos disfrutan, por lo general, de altos niveles de servicio en materia de agua, saneamiento e higiene a bajo costo (a menudo muy bajo), mientras que los pobres pagan un precio mucho más alto por un servicio de calidad parecida o inferior.
En muchos países, la pérdida de productividad por enfermedades relacionadas con el agua y el saneamiento genera reducciones del PIB de hasta el 5 %.
La inversión de 1 dólar estadounidense en saneamiento básico en zonas urbanas genera, de media, un retorno de 2,5 dólares en forma de ahorro en costos médicos y aumento de la productividad. En zonas rurales, ese retorno se incrementa hasta los 5 dólares por cada dólar invertido.
A medida que aumenta la fuerza de trabajo dedicada al saneamiento en todo el mundo, los trabajadores de ese ámbito deberían contar con medidas adecuadas de salud y seguridad que les protejan frente a toda exposición de naturaleza profesional que pueda provocar, entre otras cosas, lesiones, asfixia y exposición a patógenos.