Estamos en 1917, en un hospital psiquiátrico alemán: dos hombres aparentemente muy diferentes comparten la misma habitación. Uno es Hans Singer, un viejo matemático alemán conocido en todo el mundo por su teoría de conjuntos -el personaje está inspirado en Georg Cantor-, y el otro, Matthias Dutour, es un joven soldado francés. La historia habla de los lazos que Hans y Matthias crean en este hospital… la Villa des hommes, libro del recientemente desaparecido Denis Guedj.
Al principio de la novela, el matemático comenta al soldado:
Les aliénés, les nerveux, les insensés ont, plus que d’autres, affaire avec l’infini parce que les bornes, celles qui enserrent l’homme commun et l’empêchent de déborder au-delà de lui-même, comme le lait déborde d’une casserole… ces bornes ont cédé. Toujours. Et ça, c’est de l’infini.
Denis Guedj, Villa des hommes (2007)
Los enajenados, los nerviosos, los insensatos tienen, más que otros, relación con el infinito, porque los límites, los que encierran al hombre común y le impiden derramarse más allá de sí mismo, como la leche se derrama de una cazuela… estos límites han cedido. Siempre. Y eso, es el infinito.
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#HaceTresAños Y eso, es el infinito
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